martes, noviembre 28, 2006
La risa de las piedras (2005)
Los minerales poseen todos los órganos y todas las facultades necesarias para la conservación de su propio ser, vale decir para la nutrición.
No tienen la facultad loco-motriz como tampoco la tienen las plantas, y algunos animales con concha como la ostra y las lepas.
Es que no tienen necesidad de ir a buscar su alimento que viene a ellos.
Esta facultad, lejos de ser esencial a la animalidad, en los alimales que la poseen, no es sino un medio para subvenir a su conservación...
De manera que pueden considerarse seres privilegiados aquellos que carecen de ella, puesto que con un recurso menos cumplen idéntica finalidad.
¿No estoy pues en lo cierto, al considerar a los minerales como privilegiados a este respecto, ya que sin cambiar de sitio, encuentran el alimento al alcance de sus labios?
Casi sin respirar quedó la mujer en el piso.
Ni siquiera movía la cabeza, pero los ojos estaban abiertos. Aunque lo que veía era poco.
Pero..¿Quién no ha estado con los ojos abiertos y a la vez en oscuridad total de lo que ellos perciben?
A mi me sucedió que un día, manejando, llegué a un lugar sin darme cuenta.
No fue un lugar conocido ni nungún otro al que haya querido ir. Al llegar allí quedó un hueco en la memoria...
...parecido al que tengo ahora. Recuerdo que llegué sin darme cuenta, y eso a pesar de ocurrió hace tantos años.
Pero no me acuerdo a donde fue que llegué sin intención.
¿Como fue que logré llegar sin cometer una infracción?
O tal vez si la cometí y un policia de vialidad preguntó, "¿Me permite su licencia?"
El trámite de la licencia se hace para saber si uno puede o no conducir.
Esa es la razón oficial.
1. La sabiduría de las piedras
2. El diagrama de composición
3. La talla y la decoración de la piedra
4. El arreglo de los diferentes elementos de una escultura
5. La representación del humor y carácter de una pieza.
6. La integración final de todos sus componentes.
El hacedor de imagenes ideal experimenta la libertad de la consciencia...
...confirmando que es, en verdad , el testigo silencioso de toda la actividad.
En verdad, ni actúa ni causa acción.
Desnuda, la mujer se levanta.
Revisa las laceraciones y calcula un primer paso. Camina.
El cuerpo todo es piso.
La idea no es nueva. A pesar de haber sido elaborados con un talento desigual en cuanto a los detalles, por ejemplo de los vestidos y el calzado o tal vez las comisuras de las uñas, el grupo parece haber sido paralizado.
Entre ellos hay una concordia perfecta. Tal es el efecto de este grupo escultórico que los que lo han visto personalmente relatan primero que nada una inexplicable sensación de vergüenza o confusión. Después, unas ganas de reir incontenibles.
Y no es en verdad que la representación sea graciosa, no encontramos exageraciones priápicas o bufonescas. Tampoco hay rastro de algún suceso que haya provocado tanta algarabía.
Simplemente son diez o doce figuras humanas carcajeándose con tanto estruendo, que se ha puesto en duda la posibilidad de que sean la obra de manos humanas.
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